La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que aproximadamente
1,722 millones de personas están infectadas con Mycobacterium tuberculosis, encontrándose
en la mayoría de individuos infección latente o inactiva. Cuando la bacteria se
interna en una persona puede llegar a afectar a los diversos sistemas del
cuerpo humano.
Sistema respiratorio
La
tuberculosis pulmonar es una enfermedad que afecta al sistema respiratorio,
principalmente a los pulmones (órganos rodeados por las cavidades
pleurales derecha e izquierda).
La bacteria entra al organismo mediante la respiración;
primero por las fosas nasales y
pasa por la faringe, la epiglotis (lámina de tejido) permite el paso del
aire por la laringe a un tubo de la cavidad pectoral llamado tráquea, se
ramifica en dos tubos llamados bronquios, los cuales llegan a los pulmones,
cada bronquio se ramifica en bronquiolos y terminan en un saco de aire llamado
alvéolo.
La bacteria llega a los alveolos y cuando esto sucede los macrófagos (células que se encuentran en el tejido pulmonar y protegen
de materiales que vengan del aire) la atacan, sin embargo ésta es resistente y
pasa por los ganglios linfáticos traqueo bronquiales. Se interna en el
tejido pulmonar en el lóbulo superior (parte del pulmón con más aire) debido a
que la bacteria es aerea preferencial y se aloja en la parte con más oxígeno.
Después los macrófagos dan lugar a
la formación de granulomas (es una masa más o menos esférica de células inmunes
que se forma cuando el sistema inmunológico intenta aislar sustancias extrañas que
ha sido incapaz de eliminar) en la fase inicial. El mycobacterium destruye éste órgano
formando cavernas pulmonares, debido a que es una celula procariota que necesita
oxigeno para sobrevivir, por lo que forma cavidades en la zona más aireada del
pulmón.
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